Este blog ....es de exclusiva responsabilidad de Virginia E. Rosete Costa - contacto: vrosetecosta@yahoo.es

EL DIOS DE LO IMPOSIBLE

EL DIOS DE LO IMPOSIBLE
“LAS COSAS LLEGAN CUANDO TIENEN QUE LLEGAR” - “DIOS te amo y te necesito, estás en mi corazón, bendíceme y bendice a mi familia, mi hogar, mis amigos y enemigos (porque de ellos también aprendí), guarda mis bienes espirituales, mis sueños y proyectos, sé mi abogado y ejerce tu sabiduría para defenderme de los problemas que padezco. Protégeme de los males que me acechan y aleja de mí a aquellos que solo desean mi perdición. Hoy te pido me concedas la gracia de... (Decir el pedido) y me comprometo a difundir tu nombre y tu capacidad de escucha; en nombre de Jesús... Amén.” Cuando Dios te quita algo de tus manos no te está castigando, solo esta abriéndote las manos para que recibas algo mejor. El poder de Dios nunca te llevara donde la gracia de Dios no te pueda proteger. Algo bueno te pasara hoy algo que tú estabas esperando, por favor no te des por vencido. Repite estas 42 palabras: "Dios, Nuestro Padre, camina dentro de mi casa y llévate todas mis preocupaciones y enfermedades y por favor protege a toda mi familia en el nombre de Jesús. Amén."

miércoles, 22 de febrero de 2012

"La maldad no es algo sobrehumano, es algo menos que humano."

Agatha Christie





"Cuando el amor es feliz lleva al alma a la dulzura y a la bondad." -
Victor Hugo



"La ciencia consiste en sustituir el saber que parecía seguro por una teoría, o sea, por algo problemático." José Ortega y Gasset






"Esforcémonos en vivir con decencia y dejemos a los murmuradores que digan lo que les plazca." - Moliere



Jaimito ingeniero:

Gentileza de mi amiga RA

La profesora le pregunta a Jaimito:
- ¿Qué quieres ser cuando seas grande, Jaimito?
- Voy a ser ingeniero
- ¿Y qué es lo que hace un ingeniero Jaimito?
- Toma cerveza, anda en moto y se garcha a todas las mujeres.
- ¡Jaimito! Vaya inmediatamente a la dirección.
Después de un rezongo, la directora lo manda para su casa, y al verlo llegar tan temprano la mamá le pregunta:
- ¿Por qué llegaste tan temprano mi amor?
- Porque le dije a la maestra que voy a ser ingeniero.
- ¿Y qué es lo que hacen los ingenieros?
- Toman cerveza, andan en moto y se garchan a todas las mujeres.
- Jaimito, vete a tu cuarto en penitencia.
Va a su cuarto, reflexiona y vuelve para hablar con su mamá.
- Mamá, ya lo pensé, voy a ser ingeniero junior.
- ¿Y qué hace un ingeniero junior?
- Toma coca cola, anda en bicicleta y se hace la paja a toda hora.
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En la escuela, la maestra daba una clase sobre los animales:
- ¿Para qué sirve la oveja, Marcelina?
- Para darnos la lana, maestra.. .
- ¿Y para qué sirve la gallina, Marquitos?
- Para darnos los huevos...
- ¿Y para qué sirve la vaca, Jaimito?
- Para darnos los deberes para hacer en casa...
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Al entrar al salón de clases, la maestra ve un pene dibujado en el pizarrón. Sin decir nada, lo borra, se da vuelta y comienza la clase. Al otro día, el mismo dibujo, pero más grande. Vuelve a borrarlo sin decir nada. Al día siguiente, el dibujo ocupa todo el pizarrón, y debajo está escrito:
"Cuanto más se refriega, más crece".
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Como deberes, la maestra les pide a los alumnos que hagan una rima:
Al día siguiente, le solicita a Jaimito que le diga su versito.
- "Allá viene el canguro con una flor en el culo".
La maestra muy enojada lo reta, lo manda para el fondo y le exige que rehaga el verso.
Al final de la clase:
- Dígame el verso nuevo.
- "Allá viene el canguro con una flor en la bragueta, porque si la trae en el
culo, la maestra me reta".
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La maestra le pregunta a Jaimito:
- ¿Jaimito, cuántos huevos pone la gallina por día?
- No sé, Srta. Maestra
Con ironía, ella le dice:
- Te agarré, ¿eh?
Y Jaimito le pide para hacerle él una pregunta, a lo que la maestra accede.
- Srta., ¿cuántas tetas tiene una chancha?
- No sé Jaimito.
- ¿Vio?, Ud. me agarró por los huevos y yo la agarré por las tetas.
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- Jaimito, pregunta la maestra, dígame cuál es el tiempo verbal de esta frase:
¡Esto no debería haber pasado!
- ¡Preservativo imperfecto, señorita!
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La maestra tropieza, cae y se pega flor de golpe en el salón de clases. En la caída, el vestido se le sube hasta la cabeza. Se levanta inmediatamente, muy colorada y enojada, se arregla y pregunta a sus alumnos:
- Luís, ¿qué es lo que viste?
- Sus rodillas, señorita maestra.
- ¡Una semana de suspensión!
- Y vos, ¿Carlitos?
- Sus caderas, señorita.
- Un mes de suspensión…
- Y vos, Jaimito?
Jaimito toma sus cuadernos y mientras va saliendo del salón de clases, dice:
- Bueno, compañeros, ¡hasta el año que viene!

GENIAL




Esta frase la ha dicho el ganador del Nobel de Medicina (el oncólogo brasileño Drauzio Varella).

"En el mundo actual, se está invirtiendo cinco veces más en
medicamentos para la virilidad masculina y silicona para las mujeres, que en la cura del Alzheimer. De aquí a algunos años, tendremos viejas de tetas grandes y viejos con pene duro, pero ninguno de ellos se acordará para que sirven".

Folleto del año 1953


























Inventos del Hombre...







EL HOMBRE descubrió el VIDRIO e inventó la BOTELLA.

LA MUJER tomó el VIDRIO e inventó el ESPEJO .

El HOMBRE descubrió la BARAJA y ahí mismo inventó el JUEGO.

LA MUJER agarro la BARAJA e inventó la BRUJERÍA.

EL HOMBRE descubrió la PALABRA e inventó la CONVERSACIÓN.

LA MUJER descubrió la CONVERSACIÓN y ahí mismo inventó el CHISME.

El HOMBRE descubrió el DINERO e inventó el COMERCIO.

LA MUJER descubrió el COMERCIO e inventó el CRÉDITO.

El HOMBRE descubrió las TRANSACCIONES y creó las TARJETAS DE CREDITO.

La MUJER descubrió las TARJETAS DE CREDITO y nos JODIMOS

El HOMBRE descubrió el TRABAJO e inventó el SALARIO.

LA MUJER descubrió el SALARIO y nos jodieron otra vez

EL HOMBRE descubrió a LA MUJER e inventó el SEXO.

LA MUJER descubrió El SEXO e inventó el MATRIMONIO y ahí se cagó todo.

DESPUÉS DE ESTO EL HOMBRE SE HIZO EL HUEVON
Y NO INVENTO NADA MAS






-QUE TRISTE.....






Recibi, publico pues la democracia me ampara ...

Viví en Caracas durante dieciséis años.
Caí preso en las marchas estudiantiles del año 2007 a favor de la libertad de expresión, fui víctima de un secuestro express y meses después víctima de treinta motorizados, los cuales, además de darme una golpiza, destruyeron mi auto. Después de estos hechos desconcertantes, decidí tomar un avión sin boleto de regreso.
Ahora trabajo en un bar en un lugar perdido de Europa, día a día, sin descanso. La gente que pasa me pregunta si extraño a mi país y si algún día volveré. A todos les respondo que no, que nunca más. Ante esta dura afirmación, muchos se entristecen y me dicen que soy demasiado joven para sentenciar tal cosa. Tomando el consejo que me dan, intento despistar mi adversidad y me pregunto: "¿amo a mi país?". La única respuesta es un "¿Por qué debería?". Retomo apuntes mentales y me pongo a pensar en mi infancia y mi adolescencia, en los hechos de mi vida allá y me doy cuenta de que no, de que no lo extraño en lo más mínimo y no volvería con o sin el actual gobierno.
¿Por qué?
Mi país me enseñó que quien trabaja, sueña y se esfuerza, termina mal: la idiosincracia del venezolano está basada en la picardía. Es alabado aquel que se comporta como un oportunista y el honrado que se esfuerza, es descaradamente rechazado. Mi país me enseñó que la vida de ningún hombre vale nada: en las calles matan un centenar de personas, en el este y el oeste de la capital, sin estar en guerra, sin justificaciones razonables. Mi país me puso una pistola tres veces en la cabeza y tres veces tuve la certeza de que moriría, entregándome a ella, sintiéndome en el absurdo de que moriría como un perro porque así morimos los venezolanos. Mi país me enseñó que es peligroso tener un automóvil propio, vestirse bien o hablar educadamente, con un acento diferente: cualquier excusa es buena para robarte o secuestrarte o matarte.
Soy el hijo de un italiano y una venezolana de izquierda. Me enseñaron valores socialistas desde pequeño. Más que catalogarlos en una ideología, debería llamarlos humanos. Valores congruentes al humanismo, como que todos deberíamos tener las mismas oportunidades, los mismos derechos. Como que todos deberíamos tener la posibilidad de reformar, porque no es culpa del individuo sino del sistema que está podrido. Mis padres me enseñaron que no todos somos iguales pero todos, de donde sea que vengamos, cual sea nuestra educación, valemos lo mismo y eso debe respetarse para poder vivir en armonía y progresar. Eso me enseñaron en casa pero mi país me hizo racista y clasista, al punto de que veía un negro mal vestido y con jerga callejera y le tenía miedo, desconfianza. Por lo mismo que parte de la idiosincracia venezolana, me hizo sentir que todo aquel que era pobre, era un posible criminal.
Trabajando como mesonero en Europa gano como debería ganar un profesor allá (no como gana). Y no tanto lo que gano sino el poder adquisitivo que existe: un sueldo mínimo me ayuda a vivir en una habitación con servicios pagos y comer bien durante un mes, cosa que allá sería imposible haciendo el mismo trabajo. Un estudiante de clase media aquí tiene una vida digna, con un transporte público que se conecta con toda la ciudad, precios favorables en ropa, comida y materiales de estudio. Cosas tan precisas para el bienestar del Hombre, en mi país ya ni siquiera se ponen en duda. Es impresionante.
Una clase social dividida en extraños estratos: la pobre, que vive en los ranchos; la media, que va en extinción y gasta dinero en cosas desproporcionadas e inecesarias, como ir a lugares de moda a no hacer nada; la rica, que sobrevive a los ataques actuales del comunismo; y la nueva rica, que acelera su crecimiento por parte de los dirigentes del gobierno. Se han perdido valores necesarios, como leer un buen libro, viajar por conocer, luchar porque las cosas cambien. Por eso no tenemos ni tendremos nunca un Nobel escritor. No tenemos bases suficientes a nivel educativo ni de valor humano.
Pero la cosa que no le perdonaré nunca a Venezuela es que me enseñó a tener miedo. Miedo de salir a la calle de noche, de ir caminando a comprar cualquier cosa. Miedo de reprender a dos ladrones que roban a una muchacha a plena luz del día. Miedo a volver todas las noches de la universidad a mi casa porque, entrando, podrían secuestrarme o asesinarme para llevarse el auto.
Todo ese miedo que me enseñó mi país, lo convertí en rabia. Una rabia amarga e insoportable que me hace no querer volver nunca más. Una rabia donde metí mis militancias políticas donde creía que un mundo mejor era posible, donde guardé mis sueños de vivir de playa y ciudad a veinte minutos de distancia, donde dejé solo el cariño hacia mis conciudadanos. Una rabia que me hizo cínico ante cualquier idealismo joven e inocente. Un cinismo que me rompió la imagen del Che, me rompió el sentido de las canciones de Lennon, las de Silvio Rodríguez, las de la Primavera de Praga, las de las fuerzas Aliadas haciendo Jaque Mate a Hitler, el valor de las Madres de Plaza de Mayo, el rostro de Rómulo Betancourt llevándonos a la democratización, el sentido de mi amado Bolívar y rompió la fuerza de Francisco de Miranda y las ideas del Ilustrismo. Mi país acabó con cualquier decencia, con cualquier pedazo bueno que tiene la juventud, ocasionando un vacío ridículo y un cinismo aún mucho más grande.
Estoy seguro que las cosas allá no cambiarán ahora ni nunca. Estaban mal antes de este gobierno. Empeoraron pero ahora se enfocan por echar culpas y no por resolver. Después de esto (suponiendo que exista un después), habrá cada vez más caos. Nuestra juventud parte del principio de la picardía y muchos intentan buscar dinero y protagonismos. Ninguno tiene bolas para dejar la piel en el asfalto porque ninguno realmente quiere una República. Nuestra educación nos inyectó una vida demasiado relajada y leve, donde los valores de pureza, honor y verdad, están menospreciados. Por eso nuestros militares reciben dinero sin reclamar desde sus puestos de guardia. Por eso cierran radios y atentan contra la libertad de expresión sin nadie que haga ni diga nada realmente significativo. La culpa no está en ese ignorante que nos comanda sino en las bases que parten de un mal principio de nuestra equivocada sociedad.
Nada de esto lo digo para crear un debate ni para intentar que me cambien la visión. No lo digo para que me cataloguen en una izquierda o en una derecha. Lo digo como alguien que ahora es externo y que no le interesa en lo más mínimo lo que ocurra. Dejé que me interesara hace tiempo, sin quererlo.
Entonces no, no extraño ni extrañaré nunca aquel caos injusto de donde vengo.


Giulio Vita
El Rey Tuqueque