"Más que el sable y que la lanza suele servir la confianza que el hombre tiene en sí mismo."
José Hernández
Un holandes, un uruguayo, una señora mayor y una mina con
unas tetas infernales en un tren con camarotes.
Estando los cuatro sentados en el camarote, el tren pasa por un
túnel, se apagan las luces; en el medio del túnel se escucha un
¡PLAF! y a la salida, cuando vuelve la luz, aparece el holandes con
los cinco dedos marcados en la cara.
El holandes piensa: "El uruguayo le quiso tocar una teta a la
señorita, esta se confundió y me pegó el cachetazo a mí".
La mujer mayor piensa: "El holandes le quiso tocar una teta a la
señorita, ésta se ofendió y le pegó un cachetazo"
La tetona piensa: "El holandes me quiso tocar una teta, se
confundió y se la tocó a la vieja, esta se ofendió y le pegó un
cachetazo"
Y el uruguayo piensa: "No veo la hora de pasar por otro túnel
así le doy otro cachetazo a este holandes hijo de puta que nos dejó
afuera del mundial